Maggie Alarcón

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Un niño llamado Fidel

In Cuba, histo on February 2, 2018 at 4:30 pm

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Margarita Alarcón Perea

Fidel Angel Castro Díaz-Balart era exactamente la sorpresa que uno se esperaría. Muy como su padre, su voz era suave y gentil y su sonrisa genuina y penosa, porque a diferencia de lo que muchos quieren pensar, los Castro distan mucho de ser bombásticas presencias sobrehumanas, son, en el sentido más puro, un toque de distinción y clase.

Hoy me he pasado la mejor parte del día recordando la primera vez que lo conocí. Fue hace muchos años cuando nuestro amigo común, Hermenegildo Altozano García-Figueras, nos presentara durante un almuerzo. Ya él y Fidelito, llevaban meses de una amistad que ha durado hasta… bueno, hasta siempre.

Recuerdo en una ocasión hace unos años que me lo tropecé y me comentó, “!por tu padre ni te pregunto, almorzamos casi todos los días juntos!”

Rompía con los estereotipos a diario. Con fluidez en inglés, ruso y español, capaz de hablar de ciencia, el medio ambiente, filosofía, citar a los clásicos, disfrutar de las artes, también se valía en la política y el ingenio. Recuerdo en una ocasión, como demostró esto, en presencia de alguien que no sabía bien como hacer referencia al entonces congresista por la Florida, el Rep Lincoln Díaz-Balart, Fidelito, simplemente dijo con un poco de cara de exasperación, “si, lo sé, no importa, dilo, mi primo…”.

Una de las últimas veces que coincidimos fue durante la fiesta por el cumpleaños de la Reina Isabel en la Habana. Yo estaba ahí con el agregado defensa del Reino Unido para la región, y cuando este, el Col Patrick Brown lo identifico a lo lejos me pidió que se lo presentara. Nos acercamos y así hice. Intercambiaron amabilidades y recuerdo que Fidelito hizo un chiste sobre mi inglés y habilidades como traductora. El Col Brown se quedó muy impresionado y quiero pensar que agradeció el golpe de realidad durante el cual había conocido a alguien tan terrenal que rayaba en lo surreal. Pero así era el. Así son las mentes brillantes, simplemente surreales. Bellamente surreales.

Su muerte, tan inoportuna, pero que debe respetarse. No hablamos de un hombre que jugaba al poder, no era un hombre que se beneficiara de mucho más que su propia habilidad de luchar por el mejoramiento humano a través de las ciencias.

Y si, cuando se le acercaban a que hablara sobre su padre, era parco en sus comentarios, pero después de todo, era su propia persona, o como bien dijera el mismo “yo soy yo y mis circunstancias.”

¡Pero como amaba a su padre! Solo había que oírlo hablar de él, o haberle visto la cara aquel diciembre de 2016.

Siempre le estaré agradecida a mi amigo abogado español por eso, me dio la oportunidad de conocer y poder compartir de a ratos con una de las personas más encantadoras que he conocido. Por qué el primogénito de Fidel Castro, está muy lejos de lo que aquellos con frialdad de corazón y alma podrían imaginarse. Era, muy como su padre, tímido, de hablar pausado, muy culto, digno, gentil, inteligente y con un excelente sentido del humor.

Descansa en paz con las grandes mentes que nos han dotado de hermosura y bondad al mundo, querido buen hombre, enorgulleciste a tus padres, a tu familia y a Cuba toda.