Ricardo Alarcón de Quesada
¿Por dónde comenzar? ¿Qué decir ante la dura noticia de su muerte?
Trabajabamos juntos, a la distancia, en la nueva edición de “Listen
Yankee! Why Cuba matters” fruto, en parte, de largas conversaciones
entre dos viejos amigos y que es también parcialmente, una suerte de
memorias a cuatro manos.
Porque nuestra amistad perduró intacta desde los años Sesenta cuando
nos tocó dirigir dos organizaciones gloriosas, Students for a
Democratic Society (SDS) y la Federación Estudiantil Universitaria
(FEU).
Nos unieron la lucha y los ideales y sobre todo la terca convicción de
que un mundo mejor era posible y que valía la pena dedicar la vida a
conquistarlo.
Mucho habría que decir sobre Tom Hayden. Su larga trayectoria que
tantas veces lo envió a prisión desde los días iniciales en que marchó
al Sur a defender los derechos de los negros hasta colocarse a la
cabeza del movimiento contra la guerra de Viet Nam que tuvo su punto
culminante en la insurgencia juvenil de Chicago en 1968. Un camino que
continuó después y lo llevó a ocupar cargos electivos por el Partido
Demócrata sin abandonar sus sueños de juventud.
Porque para él los Sesenta no quedaron atrás y sin él jamás se podrá
hablar de esos años imborrables.
Dilatada fue también su obra publicada, sus numerosos libros, ensayos
y discursos desde la declaración de Port Huron, manifiesto fundacional
del SDS y su texto sobre la rebelión afroamericana en New Jersey,
hasta los más recientes, en los que nunca faltó su solidaridad con
Cuba y con nuestros Cinco Héroes antiterroristas por cuya causa fue
incansable batallador.
Su vida y su pensamiento seguirán siendo inspiración para las nuevas
generaciones. Porque él fue, es y será, lo que quiso el fundador de la
FEU, un eterno joven rebelde. Hasta la victoria siempre Tom, compañero
del alma, compañero.