Maggie Alarcón

Decorando la Noche

In Cuba, Cuban 5, Economics on December 29, 2011 at 11:25 am

 

Margarita Alarcón Perea

Los niños tienen esa habilidad innata para expresar exactamente lo que ven tal y como lo ven. No hay tapujos, ni temores al ridículo de ningún tipo. Simplemente abren la boca y sueltan lo que les pasa por la mente tal y cual les pasa. No soy de esos padres que se deleita embobecida con las cosas de su hijo, es más, los que me conocen bien suelen catalogarme de “estalinista” y para nada permisiva con mi hijo; pero la otra noche me dejó boquiabierta llena de orgullo.

Habíamos salido con una muy buena amiga y su hijo de cuatro años a pasear por su nuevo barrio. Ellos ahora son parte del nuevo estrato social cubano en la isla que han llegado a un punto cumbre de sus vidas: son dueños de una casa recién adquirida con todas las de la ley. El apartamento es pequeño,  acogedor, cuarto y medio con baño, sala comedor que lleva a una cocina donde cabe un refrigerador enorme y otros aparatos para esos menesteres. Lo más increíble que tiene el lugar es la vista panorámica hacia la ciudad desde las alturas de la Avenida 26 donde el cielo de la noche es interminable y la brisa hace que haya valido la pena cada centavo ahorrado para adquirirlo.

Nos entró hambre  y decidimos salir a andar el barrio nuevo en busca de un lugar donde comer los cuatro y terminamos en una cafetería de garaje con un letreo enorme en forma de bola roja a unas cinco cuadras de la nueva morada. Ahí se ofrece una variedad de bocaditos y de ensaladas que pueden satisfacer hasta el gusto más meticuloso buscando comida saludable y llena de verduras; jugos naturales y refrescos varios y tiene mi té frio favorito.

Cuatro jóvenes atienden el lugar y se pusieron en función de nosotros cuatro en cuanto bajamos la rampa verde que te lleva al mostrador. Los dos niños jugaban correteando mientras ambas madres hacíamos los pedidos. Unos 10 minutos o más, no estaba contando, habrán pasado hasta que nuestra comida fue servida. Platos y bandeja que parecían de loza pero en realidad de plástico, con servilletas y vasos de cristal limpio. Y más servilletas.

Mientras disfrutaba de mi Club Sandwich a la cubana (nada de pavo y mucho jamón de pierna), le comentaba a mi amiga como era que estábamos en ese mismo momento viviendo las delicias de una noche en familia, tranquilas y serenas, gracias a los importantes cambios sociales y económicos que se estaban llevando a cabo en la isla. Ella coincidió conmigo y agregó que faltaban algunos cambios más; ambas concluimos que era necesario hacer cualquier cosa de manera lenta y con seguridad tal de beneficiar y favorecer al mayor por ciento de la población en el país.  

Terminábamos de comer cuando uno de los jóvenes se acercó y comenzó a prender el keroseno en unas luces en forma de pirámide invertida de metal que estaban justo limitando el jardín del muro del lugar; nos quedamos todos embobecidos viendo como nacían las llamas en aquellas CINCO  luces brillantes, algunas más fuertes y rebeldes otras más dispuestas a arder con serenidad y constancia. Todo esto ocurriendo mientras la luna se encontraba en cuarto creciente justo a nuestra vera con Venus llevándola de la mano. Cada uno de nosotros tuvo algo que decir en ese momento, sobre el lugar, el ambiente, las luces, la luna, el apartamento nuevo, el barrio, pero fue mi hijo de siete años el que considero lo dijo mejor: “…están decorando la noche.”.

  1. […] saludable y llena de verduras; jugos naturales y refrescos varios y tiene mi té frio favorito. (Más…) var a2a_config = a2a_config || {}; a2a_localize = { Share: "Compartir", Save: "Guardar", […]

  2. de verdad que tienes tiempo para escribir boberias en una cuba que se desbarata a pedazos y que han sumido en la pobreza 5 decadas de pesima administracion,pero bueno el gobierno siempre cuenta con personas como tu que se empecinan en borrar la realidad para “adornarla” con mentiras y vendersela despues al que no ha vivido la pesadilla cubana, buena suerte…. ya falta poco.

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