Maggie Alarcón

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El surrealismo electoral

In Politics, US on September 15, 2016 at 12:26 pm

trump

Por Lety Bonnin Gutstadt

En estas últimas semanas la candidata demócrata, Hillary Clinton, vio esfumarse su ventaja ante su rival republicano, el magnate inmobiliario Donald Trump, quien de casi 9 puntos porcentuales pasó a perder por un punto de diferencia.

Estas elecciones en Estados Unidos se vislumbran como las más  largas, costosas, mediáticas y peligrosas en la historia, el resultado será determinado entre los dos candidatos menos apreciados por los estadounidenses. Todo parece indicar que estas elecciones nos dejarán un nuevo mapa electoral, con cambios demográficos que favorecen mucho a los demócratas, para algunos analistas Texas, que es históricamente un feudo republicano, podría tener este año un voto demócrata. Hace unos días un importante periódico conservador del estado petrolero dio públicamente su apoyo a la ex secretaria de Estado, siendo la primera vez en 75 años que apoyan a un candidato demócrata.

Donald Trump ha llegado a las puertas de la Casa Blanca, desafiando todas las tradiciones políticas en Estados Unidos; él mismo se presenta como un “No  político” que dice lo que piensa y que tiene el valor desafiar todas las reglas del juego. No es menos cierto, que esa manera desenfrenada durante las primarias republicanas lo ayudó entre los insípidos candidatos de su partido, pero luego de lograr ser el candidato ha tenido que recular en varias ocasiones por ofensas a mujeres, latinos y musulmanes.

Muchos aseguran que Trump no cuenta con la preparación necesaria para convertirse en comandante en jefe, muchos están alarmados por su temperamento y su conocida falta de conocimiento y, de este modo, Clinton sigue siendo la única “adulta” en esta campaña.

Pero dejemos volar nuestra imaginación por un momento y pensemos en un Estados Unidos con Trump en la oficina oval; ¿se pondrá a pedir disculpas cada vez que hable sin pensar y ofenda?, ¿se terminará la eterna rivalidad entre Estados Unidos y Rusia? ¿Qué país se convertirá entonces en su rival?, ¿construirá el tan mencionado muro?, preguntas de difícil respuesta.

Una tarea un tanto complicada, imaginarse al magante en la Casa Blanca. Estados Unidos puede pasar a ser centro de grandes burlas a nivel mundial, pues no se puede gobernar diciendo “Donde dije digo, digo Diego”.

¡Qué Dios nos coja confesados si esto llegará a pasar!

El 4 de julio y la “excepcionalidad” norteamericana.

In History, Politics, US on July 4, 2014 at 11:26 am

George Washington y familia, con esclavo en Mount Vernon.

 

Por Ricardo Alarcón de Quesada

 

Vuelve el 4 de julio. Será, otra vez, en Norteamérica, un largo fin de semana. Habrá ofertas especiales en las tiendas que impulsarán las ventas y atraerán a muchos aunque no serán pocos quienes deban contentarse con el espejismo de los anaqueles engalanados. Para la mayoría será una oportunidad para el reposo y el encuentro familiar.

Habrá también ceremonias pomposas, con redobles de tambores y fuegos de artificios, en las que abundará la retórica oficial. Serán discursos falsificadores, reiterados durante más de dos siglos, cuya eficacia nadie puede cuestionar pues han sido útiles para engatusar a mucha gente, dentro y fuera de Estados Unidos, durante mucho tiempo.

El Presidente Barack Obama exhibirá su innegable destreza en la oratoria y nuevamente nos dirá que la Nación que él dirige es excepcional, irrepetible. Aun no ha hablado pero, a no dudarlo, repetirá, palabras más, palabras menos, lo que dijo el año pasado:

  “El 4 de julio de 1776 un pequeño grupo de patriotas declaró que éramos un pueblo creado igual, libre para pensar y rezar y vivir como queramos, que nuestro destino no sería determinado por otros sino sería determinado por nosotros. Y era intrépido y era valeroso. Y era algo sin precedente. Era impensable. En ese momento de la historia humana, eran reyes, príncipes y emperadores quienes tomaban las decisiones. Pero aquellos patriotas sabían que había un modo mejor de hacer las cosas, que la libertad era posible y que para alcanzar la libertad ellos estarían dispuestos a entregar sus vidas, sus fortunas y su honor. Y así hicieron una revolución. Y pocos habrían apostado por ellos. Pero por la primera vez de muchas más que vendrían después, América probó su error a los dudosos. Y ahora, 237 años más tarde, ese improbable experimento de democracia, los Estados Unidos de América, se levanta como la nación más grande de la Tierra”.

Semejante perorata la han reproducido machaconamente, desde el primer día, todos los gobernantes norteamericanos, liberales o conservadores, demócratas o republicanos. Algunos, quizás, pudieron escudarse en la ignorancia, pero no es el caso del ex profesor de Derecho Constitucional. Todos, sin excepción han insistido en una gran mentira.

Es un discurso que nada tiene que ver con la verdad histórica de un país que surgió oprimiendo a los demás y que durante más de doscientos años ha llevado la guerra, el dolor y la muerte a todo el orbe. Tampoco es cierto que aquellos hombres hubieran pensado en hacer algún “experimento democrático”. Madison, Hamilton y Jay lo dijeron con todas las letras en los días de la fundación. La nueva república no sería gobernada por el pueblo, el poder debería estar siempre en las manos de los que poseían las tierras, las fábricas y los siervos.

Lo asombroso es que, a pesar de todo, no son pocos, los que allá y en otras partes, aun creen en una simulación más que bicentenaria. Es esa capacidad para el engaño la auténtica excepcionalidad estadounidense.

Los derechos mencionados por Obama sólo existieron para los blancos dueños de las riquezas de las Trece Colonias sublevados contra Inglaterra en 1776. Pero, especialmente para las poblaciones autóctonas y para los esclavos africanos, las consecuencias del 4 de julio fueron exactamente lo contrario.

Liberados de las restricciones que les imponía Londres –y provocaron la revuelta- los colonos se lanzaron en una marcha arrolladora hacia el Oeste practicando un brutal genocidio de sus poblaciones, mientras intensificaron el tráfico esclavista y el comercio negrero que antes había controlado la Corona británica. Fue el temor al movimiento abolicionista en Inglaterra y para anticiparse a sus consecuencias inevitables la principal motivación de aquel “pequeño grupo de patriotas”.

Carente de la atención mediática que recibirán las celebraciones protocolares, este año se está produciendo, sin embargo, un importante suceso intelectual en Estados Unidos. Gerald Horne, profesor de historia y estudios afroamericanos de la Universidad de Houston, acaba de sumar dos nuevos textos a su extensa y brillante bibliografía sobre estas materias. El pasado abril la Universidad de New York publicó “The Counter-Revolution of 1776: Slave Resistance and the Origins of the United States of America”.Y ahora, a fines de junio, Monthly Review Press comienza a distribuir “Race to Revolution: The US and Cuba During Slavery and Jim Crow”.

Frutos de una acuciosa investigación ambos libros desmienten la leyenda del supuesto carácter revolucionario del 4 de julio. Los colonos se insubordinaron para evitar la emancipación de los esclavos y para dar rienda suelta a un agresivo expansionismo en beneficio exclusivo de la plutocracia de las Trece Colonias. Pero también encontraron una resistencia irreductible.

Sus víctimas, que eran las mismas en Norteamérica y en el Caribe insular, persistieron en su búsqueda de la libertad, en una lucha que los hermanó más allá de las diferencias lingüísticas y es, a pesar de la propaganda mentirosa que intenta en vano separarlos, el sustento profundo de su solidaridad. Ojalá alguien descubra, allá en la capital del Imperio, estas obras del profesor Horne. Y que encuentre tiempo para leerlas. Ahora que viene un largo weekend.

 

Una mirada al pasado

In History, US on June 27, 2014 at 11:17 am

 

 

Por Ricardo Alarcón de Quesada

 

La historia del Poder Negro, el movimiento que en los años sesenta del pasado Siglo encauzó las aspiraciones de la juventud afroamericana, regresa impulsada por el arte. Primero fue un extraordinario documental acreedor de distinciones en festivales del cine alternativo. Ahora lo reproduce un libro, prologado por el multipremiado actor y luchador social Danny Glover. Ambos con el título: “The Black Power Mixtape”.

Su origen es sorprendente. Un grupo de jóvenes cineastas suecos había viajado a Estados Unidos, entre 1967 y 1975 para entrevistar a quienes entonces marcaron decisivamente a la sociedad norteamericana. Conversaron entre otros, con Stokely Carmichael, Bobby Seale, Huey Newton, Eldridge Cleaver y Angela Davis, esta última en la celda de la prisión donde esperaba fuese ejecutada la sentencia a morir que le había sido impuesta y sólo evitó un amplio movimiento de solidaridad abarcador de todo el planeta.

Pero nadie pudo ver entonces estas imágenes. Durante más de treinta años las cintas permanecieron olvidadas en un sótano de la televisión sueca hasta que Göran Olson, quien en los sesenta era un niño que apenas caminaba, las encontró y se dio a la tarea de rescatarlas y armar el documental producido ahora con Danny Glover y Joslyn Barnes y que incluye opiniones actuales de artistas, intelectuales y activistas sobre lo que aquel período significó en sus vidas. Es, según The New York Times “una extraordinaria proeza de edición e investigación de archivo” y su resultado “un collage cronológico que restaura una compleja dimensión humana de la historia racial de la época”.

Frente a la cámara aparece el testimonio de esa época. Hombres y mujeres empeñados en alcanzar un mundo mejor desde abajo, desde comunidades empobrecidas y discriminadas a las que había que devolverles su dignidad y autoestima con proyectos educacionales y sanitarios incluyendo el desayuno gratis para los niños y también la música, el teatro y la poesía.

Pero lo hacían sometidos al asedio y la persecución  de un régimen racista, represivo, que los obligó a crear sus propios instrumentos de autodefensa y al surgimiento del Black Panther Party.

Experiencia semejante se produjo en las comunidades boricuas, sobre todo en New York y Chicago, que darían nacimiento al Partido de los Young Lords, organización que siguió el mismo camino de brega y sacrificios emprendido por su gemela afroamericana.

Eran tiempos de ebullición cuando todo parecía marchar rápido, a la velocidad de los sueños. La bárbara agresión contra el pueblo vietnamita y el empeño por conquistar la igualdad racial nutrieron una rebeldía juvenil que se extendió por todo el país enfrentando al gobierno corrupto, delincuencial, de Richard Nixon, quien no conoció límites en sus violaciones a la legalidad.

Conmueve ver y escuchar a Eldridge Cleaver repitiendo “hay un punto donde la cautela termina y la cobardía comienza”.

No pocos de aquellos jóvenes fueron asesinados. Otros buscaron refugio más allá de las fronteras norteamericanas. Algunos están encerrados todavía en prisiones federales.

Quedan sobrevivientes que aun recuerdan. Como Kathleen Cleaver, en aquel tiempo Secretaria de Comunicaciones del Black Panther y ahora profesora de Derecho en la Universidad Emory de Atlanta. Mirando hacia atrás, ella rememora el romanticismo de jóvenes acostumbrados a vivir peligrosamente mientras cantaban “no sé si volveré a verte” o “esta puede ser nuestra última vez juntos”. Pero también, desde el presente, reflexiona con amargura: “Hemos retrocedido consistentemente. Es deprimente y hasta cierto punto desconcertante que durante la época de la Guerra de Viet Nam las condiciones de la mayoría de las familias negras eran un poco mejor que ahora. Hemos declinado en la educación y en la economía”.

Es triste comprobarlo cuando, por primera vez en la historia, un negro ocupa la presidencia de Estados Unidos. Alguien que, por cierto, inició su carrera política como organizador comunitario.

Pero la lucha continúa y no todo conduce a la depresión. Acaba de anunciarse, por ejemplo, que las autoridades de New York, ciudad dirigida hoy por una mayoría progresista, decidió rendir homenaje a los Young Lords el próximo 26 de julio al cumplirse 45 años de su fundación.

Al volver la mirada hacia aquellos años soñadores viene a la mente la advertencia de William Faulkner: “El pasado nunca muere. Ni siquiera es pasado”.

 

Publicado el 27 de junio de 2014 en el No. 807 de la Revista Punto Final, Chile

¡Me llevo el guante, el bate y la pelota!

In Blockade, CELAC, Cuba, Cuban Embargo, History, OAS/OEA, Politics, US on March 12, 2012 at 2:27 pm


Margarita Alarcón Perea

La OEA es una organización que data en sus orígenes desde antes de la creación de las Naciones Unidas poco después del fin de la Segunda Guerra Mundial. Cuba es miembro fundador de ambas organizaciones multinacionales.

El objetivo fundamental de la ONU es el de salvaguardar a la humanidad de volver a hallarse en la situación propiciada con las dos guerras mundiales del pasado siglo. El objetivo de la OEA era el de aunar a las naciones de las Américas en una misma organización donde las naciones de la región podían discutir y llegar a acuerdos de colaboración dirigidos al avance de la seguridad y el desarrollo de la región.

Luego del triunfo de la revolución cubana en 1959, varias naciones miembro de la OEA apoyaron una propuesta presentada por los Estados Unidos de Norte América donde Cuba quedaba excluida de dicha organización. Bueno quizás no tanto así. Muchos de los votos fueron realmente abstenciones hechas por aquellas naciones que no querían poner en peligro su relación con los EEUU. Estas naciones fueron: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, y Ecuador. México votó en contra de la exclusión de Cuba.

Cincuenta años más tarde, la OEA se encuentra en un aislamiento peligroso. En primer lugar debido a algo que hicieran los Estados Unidos de Norte América hace un poco más de 20 años cuando tomó partido con el Reino Unido de Gran Bretaña en el tema de la disputa con Argentina sobre las Islas Malvinas. Las Malvinas por cierto le pertenecen a la nación latino americana y el Reino Unido al otro lado del mundo pretende retener supremacía sobre ese territorio. Claro esto es comprensible ya que los británicos tienen esa mala costumbre de apoderarse de lo que no le pertenece y no soltar jamás. Los EEUU rompieron el protocolo hemisférico al tomar partido en contra de una nación de la región a la cual pertenece. Eran los años de la era de Reagan y pasaron tantas cosas durante ese tiempo que no vale la pena detenerme en esto ahora.

Hoy las cosas son distintas. Cuba ha sobrevivido bastante bien sin pertenecer a la OEA. El TLC ha demostrado que a pesar de los EEUU y Canadá simplemente no funciona para nadie, y mucho menos para las mujeres en Tijuana y los empleados de las decenas de fábricas que van cerrando en los EEUU. En el año 1994 en Miami (donde si no), los EEUU convocaron a todas las naciones de las Américas para que participaran en la primera Cumbre de las Américas donde pretendían presentar para su aprobación el plan económico para la región entera. ALCA. Acuerdo de Libre Comercio para las Américas nunca fue aprobado y de hecho aun está en el tintero, tanto que cuando se busca las siglas en ingles cuesta trabajo hallar el termino en Google. La falta de consenso ha sido tal que en las subsiguientes cumbres el ALCA sigue siendo solo siglas en el aire que no acaban de aterrizar en algo concreto. Otro dato de interés es que las cumbres de las Américas no ocurren de manera continua regular o periódica digamos que anualmente o bienal o quinquenal. Tienden a ser algo impredecible, algo que en materia de asuntos de estado no ofrece mucha seguridad.

Por cierto que Cuba nunca ha sido invitado a participar en ninguna de estas Cumbres erráticas de las Américas.

En el año 2004 el President Hugo Chávez propuso la creación de una nueva organización regional en respuesta tanto a las Cumbres de las Américas, la OEA y sobre todo al ALCA. Así nació el ALBA, la Alternativa Bolivariana para las Américas. Para aquellos interesados en los juegos de palabras fíjense en lo ingenioso del nombre, las siglas advierten el camino nuevo.
Cuba es miembro cofundador del ALBA.

Desde sus inicios la alternativa económica, cultural y social para América Latina contó con solo dos miembros iníciales. Ya para el año 2006 el Estado Pluri Nacional de Bolivia se sumó y hoy ya cuenta con nueve miembros. Otro dato de interés es que se reúne de manera estable y tiene como objetivo fundamental la unión del continente entero. Este año ya ha visto la celebración de la XI Reunión Cumbre de Jefes de Estado del Alba celebrada en Caracas Venezuela. Durante dicho encuentro, el Presidente de Ecuador, Rafael Correa planteó que Ecuador no participaría ni en la Cumbre de las Américas ni en las reuniones de la OEA hasta tanto a Cuba no se le diera participación en ambos encuentros. Nicaragua y Bolivia le secundaron la propuesta al momento. Ya para hoy la moción del Presidente de Ecuador cuenta con el consenso de las nueve naciones pertenecientes al ALBA.

En el mes de abril del año en curso, Cartagena de Indias en Colombia será sede de la 6ta Cumbre de las Américas.

En un intento de último minuto por impedir que su país vaya a quedar en ridículo, el presidente de Colombia estuvo en Cuba hace poco con la esperanza de encontrar un consenso donde Cuba pudiera comprender que a pesar de que hay una mayoría a favor de la presencia de la isla en el encuentro, hubo lamentablemente un “veto” contra la presencia de Cuba en la reunión. Le doy al lector tres oportunidades para que adivine…

¡Correcto! El gobierno de los Estados Unidos no quiere que Cuba participe, sea miembro o tan siquiera vaya como invitada sin voz ni voto a lo al parecer consideran una fiesta particular y privada.

La pregunta es ¿por qué?

¿Los Derechos humanos, el Socialismo, la educación y salud universales? ¿Petróleo? ¿La antigua Unión Soviética?, ¿La música salsa? ¿Otro Ricky Ricardo?