Maggie Alarcón

Archive for the ‘ACLU’ Category

Remembering Ramsey Clark

In ACLU, Blockade, Cuba/US, History, Human Rights/Derechos Humanos, National Lawyers Guild, Politics, Social Justice, US on April 12, 2021 at 3:23 pm

Ricardo Alarcón de Quesada

TOP 25 QUOTES BY RAMSEY CLARK | A-Z Quotes

Translated by Walter Lippmann for CubaNews.
https://walterlippmann.com/remembering-ramsey-clark/

The news of his death did not come as a surprise since it was known that his health was declining and he was also affected by irreparable family losses. But the death of Ramsey Clark is a source of pain and suffering for many in many parts of the world.

His trajectory since the 1960s was one of admirable personal integrity and fidelity to the principles that made him one of the most respected personalities of the American progressive movement.

Attorney General of the United States during the administration of Lyndon B. Johnson, he played a key role in the approval and application of the Civil Rights Act, a decisive step in eliminating discrimination against African-Americans in electoral matters. He also accompanied Johnson in his efforts to ensure affordable health care for all. Both issues were flags that “liberals” raised but with increasingly hesitant hands while their elimination has become a priority for Trump and his supporters.

Ramsey for his part became a point of reference for those who did not abandon the ideals of freedom and true democracy.

He opposed the war against the Vietnamese people to the point that the President excluded him from the National Security Council despite the fact that his participation in that body derived from the high office he held.

Outside the government, Ramsey waged a tireless battle to stop this aggression, which generated a growing mobilization not only in his country but throughout the world, and to which he contributed as few others did. Not only with speeches and declarations. Of special significance was his physical, personal presence on Vietnamese soil in open violation of Washington’s official prohibition.

He had an exceptional capacity for work and delivering solidarity was for him a mission to which he gave his all. No cause was alien to him.

We Cubans owe him a great debt. Our cause was also his. His voice was raised time and again to denounce the blockade and the war that the Empire is waging against us in all fields.

His participation in the campaign to free Elián González and in the hard, complex and prolonged struggle for the liberation of our Five Heroes was decisive. Personally, as long as I live I will thank him for his help and from the bottom of my heart I say Thank you for everything dear friend, brother, compañero.

Ramsey Clark en la memoria

In ACLU, BLM, Cuba/US, Historia, National Lawyers Guild, Politics, Politics Relaciones Cuba EEUU on April 12, 2021 at 2:56 pm
Clark | Cubanito en Cuba

Ricardo Alarcón de Quesada

La noticia sobre su fallecimiento no causó sorpresa pues se sabía que su salud declinaba afectada además por pérdidas familiares irreparables. Pero la muerte de Ramsey Clark es fuente de dolor y sufrimiento para muchos en muchas partes del mundo.

Su trayectoria desde la década de los Sesenta del pasado siglo es de admirable integridad personal y de fidelidad a los principios que lo convierten en una de las personalidades más respetadas del movimiento progresista norteamericano.

Fiscal General de Estados Unidos durante la Administración de Lyndon B. Johnson fue pieza clave en la aprobación y aplicación de la Ley de Derechos Civiles paso decisivo para eliminar la discriminación contra los afroamericanos en materia electoral. Acompañó a Johnson también en sus medidas para asegurar servicios de salud asequibles para todos. Ambos temas fueron banderas que los “liberales” levantaron, pero con manos cada vez más vacilantes mientras que su eliminación se ha convertido en prioridad para Trump y sus seguidores.

Ramsey por su lado se convirtió en punto de referencia para quienes no abandonaron los ideales de libertad y verdadera democracia.

Se opuso a la guerra contra el pueblo vietnamita al punto de que el Presidente lo excluyó del Consejo de Seguridad Nacional pese a que su participación en esa instancia se derivaba del alto carga que desempeñaba.

Fuera ya del Gobierno Ramsey libró una batalla incansable para detener esa agresión que generó la movilización creciente no sólo en su país sino en todo el mundo y en cuyo despliegue él contribuyó como pocos. No sólo con discursos y declaraciones. De especial significación fue su presencia física, personal, en la tierra vietnamita violando abiertamente la prohibición oficial de Washington.

Tenía una capacidad de trabajo excepcional y entregar solidaridad fue para él una misión a la que se dio por entero. Ninguna causa le fue ajena.

Es grande la deuda que con él tenemos los cubanos. Nuestra causa fue también la suya. Su voz se alzó una y otra vez para denunciar el bloqueo y la guerra que el Imperio nos hace en todos los terrenos.

Fue decisiva su participación en la campaña para liberar a Elián González y en la dura, compleja y prolongada brega para la liberación de nuestros Cinco Héroes. Personalmente mientras viva le agradeceré su ayuda y desde el fondo de mi corazón le digo Gracias por todo querido amigo, hermano, compañero.

La Vice Presidencia negra

In ACLU, Cuba, Historia, National Lawyers Guild, Politics, US on August 12, 2020 at 8:14 pm
Senadora Kamala Harris

Margarita A. Alarcón Perea

La noticia inundó las redes ayer como moscas van hacia los mangos.

Finalmente el presunto candidato a la presidencia de los Estados Unidos por el partido que no es el de Trump, Joe Biden, anunciaba su pareja de contienda. La Senadora Kamala Harris. Todos los medios se pasaron el día entero hablando de eso, como era lógico lo hicieran. La Senadora Harris goza de mucho prestigio dentro del Senado de ese país, y viene de una larga historia progresista tanto familiar como personal. Es una mujer más que preparada para liderar a la nación aún sólo como Vice Presidenta. Es un paso hacia la muy necesitada normalidad, y un giro interesante en la política interna dentro de los EEUU. Biden pudo haberse ido un poco más hacia la derecha con Susan Rice, con quien trabajara durante los años de Obama pero no, se fue más hacia la izquierda. Evidentemente algo está pasando entre los jovenes, milenials, que le advierten al antiguo Vice Presidente que si quieren ganar, más vale complacerlos.

Pero esto es para otro escrito. Hoy quiero ser más directa y aclarar algo que me parece necesario. Ayer en medio de la algarabia por el nombramiento, los grandes medios en ese pais, enunciaban de una manera u otra, que por “primera vez en la historia de los EEUU” había una mujer negra nominada a la vicepresidencia del país.

Error, y garrafal.

La primera mujer negra nominada a la Vice Presidencia de los Estados Unidos de Norte America fue Angela Davis, y fue en dos ocasiones de contiendas presidenciales. La primera en 1980 y la segunda en 1984. La primera mujer afro descendiente nominada a la contienda presidencial había sido Charlene Mitchell en 1968.

Ya entrada la tarde los grandes medios habían enmendado el error y el anuncio era “La primera afroamericana nominada a la Vice Presidencia por uno de los principales partidos de la nación.¨ Eso estuvo bien y era necesario que se hiciera y se hizo.

Ahora bien, en los años 1960 se imprimió un afiche realizado por Alfredo Rostgaard conocido por muchos o todos como La Rosa y la Espina donde el aritista gráfico nos dibuja la canción de Luis Eduardo Aute en honor a la Revolución cubana. Esa rosa crece bella siempre o al menos eso intenta, y la espina siempre la vemos como el enemigo del Norte feroz y brutal que nos amenaza. ¿Por qué entonces, no he visto nada en los medios nacionales sobre esto? ¿Por qué la prensa nacional, no ha hecho “el estudio individual” y simplemente le siguen la rima a “la espina”? Yo se que no es tan sencillo como entrar en Google y teclear “Vice Presidenta Negra en EEUU”, lo se porque lo hice y lo que me sale es Kamala Harris y la infamia de que es la primera. Ahí vemos a “la espina”. Lo que es imperdonable es que “la rosa” la acepte sin más ni más.

La Senadora Kamala Harris, se merece que le reconozcan el mérito sin lugar a dudas. La historia de esa nación, la de la izquierda en esa nación y las otras mujeres negras se lo merecen; la historia de esta nación, “la rosa”, también se lo merece. Angela se lo merece.

Lo que el viento no se llevó

In ACLU, BLM, Covid19, Cuba, History, Politics, Racism on July 7, 2020 at 12:13 am

Margarita A. Alarcón Perea

A mi madre, que me enseñó a ver tras bambalinas.

Todos vimos los últimos ocho minutos y 46 segundos de la vida de George Floyd. En la cuidad de Minneapolis, Minnesota, un oficial de policía lo torturó asfixiándolo hasta hacerlo desfallecer. Como actuaría un ser humano promedio, nos quedamos espantados, y no puedo evitar preguntarme: ¿Cómo se puede ser tan cruel con otro ser humano? ¿Qué leyes amparaban a este oficial como para sentirse impune? Y lo que es peor ¿Qué educación habrían recibido él y sus colegas como para pensar que una actitud semejante era aceptable? ¿Acaso los negros a estas alturas de la historia no son seres humanos también? ¿No les enseñan eso en la escuela, las calles, y los centros de trabajo? ¿No es parte de la educación en casa que el ser humano debe valer por lo que es capaz de pensar, por su humanidad, su cultura, su deseo de hacer el bien en pos de una vida sana, digna y noble? 

Poco después del asesinato de Floyd, la gente en EEUU se lanzó a las calles, no solo en Minneapolis, sino en todos los estados de la Unión. Exigen que las vidas negras en efecto sí valen e importan. Todo esto sucede en respuesta a un movimiento relativamente joven (2013) que se conoce ya mundialmente con el hashtag #BLM (Black lives matter) y que exige que se tomen cartas en el asunto del existente racismo que se vive en ese país. 

No pasó mucho tiempo hasta que varias compañías estadounidenses, luego de casi un siglo en muchos casos, declararan que iban a reanalizar las imágenes publicitarias creadas en tiempos de Jim Crow y que eran y son más de ese reflejo racista que existe a diario en los Estados Unidos. Ahora los ejecutivos de la compañía dueña de la marca Aunt Jemima, posiblemente la más conocida y consumida en el área de sirope y masa preelaborada para waffles y pancakes, va a cambiar el nombre y la imagen, que muestra a una señora negra gorda y feliz. Todo eso está bien, y aunque muchas personas no lo entiendan, en ese país, y para ese pueblo afro americano, es necesario. Igual que lo es derribar las estatuas a los generales de la Confederación, esa misma que peleó y murió protegiendo sus derechos de mantenerse fuera de la Unión del entonces Presidente Lincoln, y a seguir con su status quo: la esclavitud. 

Para muchos historiadores estadounidenses, Howard Zinn entre ellos, esa lucha entre el Norte y el Sur no fue tanto para eliminar la esclavitud por motivos humanistas, sino como para obligar al Sur a salir de una forma de producción atrasada que al Norte no le convenía, dado que el Norte ya había incorporado maquinarias industriales y podía lograr más con menos. Por supuesto que también querían incluir a la Unión al Sur y así fortalecer a las trece colonias originales. Pero ese no es el punto ahora.

Anoche vi en la televisión cubana, un anuncio para escoger entre las 15 películas más solicitadas, las nueve que se exhibirán por la televisión durante el verano. Una de ellas es nada más y nada menos  “Lo que el viento se llevó”. Basada en una novela homónima de Margaret Mitchell, dirigida por Victor Fleming y protagonizada por dos de las más grandes figuras de las artes cinematográficas de los Estados Unidos: Vivien Leigh y Clark Gable. Fue también el primer  largometraje hecho en Tecnicolor. Para los que no la conocen, la película cuenta la historia del Sur, un Sur romántico y colorido, que un buen día se ve obligado a luchar por poder permanecer como son y se lanzan a la guerra contra el Norte.  Glorifica al Sur con sus paisajes bellísimos, sus damiselas encantadoras y picarescas, y el romanticismo de querer defender su modo de vida hasta con la muerte. Los esclavos viven aparentemente felices de ser una pertenencia y nunca vemos ni por asomo lo que fuera en realidad ese mundo cruel del siglo XIX en Los Estados Unidos de Norte América.

Según la prensa en los Estados Unidos, el director de “12 años esclavitud”, Steve McQueen le pidió a la cadena HBO Max que retirara de sus proyecciones precisamente a “Lo que el viento se llevó” hasta tanto se le prepara una introducción donde de alguna manera se comente con más objetividad sobre el tema, donde se eduque a la población de ese país y de cualquier otro sobre las realidades de ese periodo histórico que Margaret Mitchell obvia por completo en su novela y Fleming, aunque convierte una pieza mediocre en una obra de arte cinematográfica, también logra obviar, pintándonos un mundo con cánones, doctrinas, y costumbres no solo aceptables sino loables. No hay más que recordar al personaje de Scarlett O´Hara mal vestida y mal halada, en una escena dramática y brutalmente bien lograda, con un puñado de tierra en las manos alzándolo al cielo, y jurando que defenderá su tierra a toda costa. Si entramos en historia, la verdadera, esa tierra que Scarlett tiene en sus manos, ya el hombre blanco las había arrebatado criminalmente a los únicos y verdaderos “dueños”, a los nativos de esos territorios décadas antes. 

Si vamos a ser honestos con la historia, el Sur en los Estados Unidos tiene mucho de que sentirse orgulloso. Algunos de los mejores escritores de ese país salieron del Sur. William Faulkner y Tennessee Williams, entre una lista interminable. A ese mismo Sur le debemos géneros musicales y a cientos de músicos que cambiaron y cambian la forma de ver el mundo. Las artes plásticas dejan su impronta sureña constantemente.  Pero ese mismo Sur no tiene absolutamente nada de que vanagloriarse por considerar esas tierras propias, ni por la esclavitud, ni por la 2nda Enmienda, y tampoco por la manera en que una película considerada entre las obras maestras de la cinematografía estadounidense glorifica posiblemente uno de los periodos más nefastos de la historia de ese país. 

Me pregunto: ¿si resultara escogida entre las nueve a proyectarse, se tomarán el trabajo aquí, en hacerle una introducción tanto desde el punto de vista artístico como histórico? Las vidas negras importan no solo en EEUU, importan aquí en Cuba también, y no quiero comparar un país con el otro porque esa comparación siempre me resulta absurda. Quiero comparar a Cuba con Cuba. Este fue un país racista hasta la médula. Con racismo sistémico establecido. Desde hace sesenta años ya eso no es parte de la política oficial del gobierno, pero el racismo que corre por las venas, ese que está debajo de la piel, ese, no lo ha eliminado 60 años de una revolución social. Una enfermedad de cuatro siglos no se cura en seis décadas. Este podría ser un buen momento aprovechando lo que ocurre en el mundo entero, para hablar del tema auxiliándose de una proyección fílmica. Pero sin politiquería barata. Nada de “los gringos son malos” y mira lo que hicieron. No. Ese no debe ser el discurso. Así no se educa ni se convence a nadie. Hay que proyectarla, pero hay que presentarla añadiéndole el contexto histórico que la misma evade. Haciendo eso, puede servir de clase magistral en muchos aspectos, todos válidos. 

La actriz y cantante Doris Day cantaba una canción muy bella que la dejó para siempre entre los clásicos de su época. En el estribillo la Day canta: “¿Qué será, será? el futuro no es nuestro para preverlo, que será, será.” Es cierto, no tenemos una bola de cristal para prever el futuro, pero sí tenemos la habilidad de lograr con la educación, la sensibilidad y la cultura, que las nuevas generaciones aprendan de los errores del pasado para nunca más volver a cometerlos. Un mundo que no aprende de sus errores y de su pasado está destinado a perecer.  ¿Qué será? De nosotros depende que sea o no.

what goes around, comes around… hopefully

In ACLU, History, Politics, US on February 22, 2018 at 4:23 pm

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Margarita Alarcón Perea

 

I guess I really must be old for my age as someone very dear to me once accused me of being. Must be, since I can still remember a time when going to school in New York City was a simpler thing. Back then, the only perils we had were young people taking to the streets in protest of the Viet Nam war, an active peace movement, loud music, long hair, black power, sex, drugs and rock´n´roll.

I went to U.N.I.S., a private international school born from  the concept of a United Nations organization striving for peace and good will all over.

It was by all accounts a very, very long time ago.

Back in UNIS in my day, you´d get suspended for numerous activities. Namely chewing gum, cutting class, running in the halls, or the infamous and ever present smoking in the stair well (Marlboros not weed). People would get into arguments, take them outside the school boundaries and if they were caught in ear shot or eye shot of any member of the UNIS faculty, you´d better believe those kids would have their parents marching up Waterside Plaza the following day.

We had hoodlums, we had bullies, we had loons. We even had kids who got themselves expelled for all sorts of inappropriate behavior. We had other schools and stories from other schools that would make ours look saintly, which in part it was. But those stories were about smoking pot, sneaking in a beer or two, playing hooky, maybe just maybe a switch blade once in a while.

Some of the public schools in the city were considered dangerous, with an overwhelming amount of reckless behavior among the students, but going through a metal detector was something NO ONE would have even dreamed of back then.   And there were guns. Heck, the country was fighting a war in southeast Asia and to no lesser extent in the streets of the US.

But when those guns came back home to haunt the status quo, in flagrant acts of protest against, forms of oppression, racial discrimination, misogyny, xenophobia, economic subjugation and were in the hands of black America, then a solution was found.

“In October 1966, Huey P. Newton and Bobby Seale formed the Black Panther Party for Self Defense as a small community organization based in Oakland, California. Its members — including the 30 people who would travel to Sacramento the following May — believed that black Americans should exercise their constitutional right to defend themselves against an oppressive U.S. government. At the time, California lawmakers were trying to strip them of that right, and the Black Panthers wanted to tell the U.S., and the world, that they found this unacceptable.”

Hence the Mulford Act was born. It not only took away guns from the streets but stipulates quite clearly that there is “no reason why on the street today a citizen should be carrying loaded weapons”. It goes on to include that carrying guns is a “ridiculous way to solve problems that have to be solved among people of good will.” Governor Ronald Reagan, later President of the United States, stated the following before signing the bill into law back in 1967: [the Mulford Act] “would work no hardship on the honest citizen.” And back then, the NRA, agreed.

Today, we saw Mr. Trump, proposing to arm teachers as a solution to a problem that has nothing to do with insanity, because as he has himself said just an hour ago, these perpetrators “are cowards”. Yes, Mr. Trump, for the first time I must agree with you. They are cowards.  But cowards aren’t necessarily mentally ill, the mentally ill don’t care about right or wrong, they don’t care about heroism or weaklings; they don’t regularly take other lives, they take their own. People who open fire on school children, teenagers, young adults and teachers or against peaceful protest marches in the South aren’t crazy or deranged, they are evil.

So, turning schools in the country into de facto combat zones is NOT the solution and cannot be the solution.

In 1967, in the midst of what could have been the closest thing to another civil war in the US, the solution in one State was an Act that took guns away from the “honest citizen” because there was no reason to be carrying a loaded weapon. What could possibly be the reason today, unless we accept the cruel reality that back in ´67 in California, guns were taken away from the Black Panthers and today, they would be taken away from white supremacists that far from being mentally ill are clinically unstable because the country they live in has vestiges of trying to be multicultural, multilingual, multiethnic, multigender, multi anything and everything under the sun.

We need more of those young kids protesting down the streets and keeping politicians in Town Hall meetings and on Pennsylvania Avenue in check, this is the new tomorrow that just might pick up from where those Panthers left off and armed, or unarmed if we’re lucky, make the change that matters.

Micheal Ratner

In ACLU, Cuba/US, Cuban 5, Julian Assange, National Lawyers Guild, Politics, Wikileaks on May 19, 2016 at 2:26 pm

"El autor, junto a Gerardo Hernandez su esposa Adriana Perez y Michael Ratner durante una de sus ultimas visitas a la Habana."

“The author with Gerardo Hernandez his wife Adriana Perez and Michael Ratner on one of Michaels last visits to Havana.”

 

By Ricardo Alarcón de Quesada

He came to Cuba often. The last time was in February 2015, on the occasion of the International Book Fair in which the Spanish edition of “Who Killed Che? How the CIA Got Away with Murder” was presented. It was the result of painstaking research and more than ten years demanding access from relevant authorities to official documents jealously hidden.

The work of Michael Ratner and Michael Steven Smith proved beyond doubt that the murder of Ernesto Guevara was a war crime committed by the US government and its Central Intelligence Agency, a crime that does not have a statute of limitations, although the authors are on the loose in Miami and flaunt their cowardly misdeed.
We met again in July on the occasion of the reopening of the Cuban Embassy in Washington. We were far from imagining that we would not meet again. Michael Ratner looked healthy and showed the optimism and joy that always accompanied him. On that occasion we celebrated that the Cuban Five anti-terrorist Heroes had returned home and also the fact that President Obama had had no choice but to admit the failure of Washington’s aggressive policy against Cuba.
Michael was always in solidarity with the Cuban people since as a very young person he joined the contingents of the Venceremos Brigade. That solidarity remained unwavering at all times. His participation in the legal battle for the freedom of our comrades, including the “amicus” he presented to the Supreme Court on behalf of ten Nobel Prize winners, was decisive.
A tireless fighter, for him no cause was alien. He stood always on the side of the victims and faced with courage, even at the risk of his life, the oppressors who dominated that judicial system. He also did it with rigor, integrity and love. More than a brilliant legal professional, he was a passionate fighter for justice.
He was present in 1968 at the Columbia University strike before completing his studies, and fought racial discrimination together with the NAACP. Soon after graduating he represented the victims of the brutal repression at the Attica prison. Thus he began a remarkable career –impossible to describe in just one article– which knew no borders: Nicaragua, Haiti, Guatemala, Palestine, a never ending list.
When nobody did, he undertook the defense of the hostages in the illegal naval base in Guantanamo. He convened more than 500 lawyers to do so –also for free– and achieved an unprecedented legal victory with a decision by the Supreme Court recognizing the rights of the prisoners.
Many other cases absorbed his time and energy, working in a team, without necessarily appearing in the foreground. He did not hesitate, however, to legally prosecute powerful characters like Ronald Reagan, Bill Clinton and George W. Bush whose “impeachment” he tried very hard to obtain.
He also accused Nelson Rockefeller, when he was governor, and more recently Defense Secretary Donald Rumsfeld. He published books and essays in favor of legality and human rights. He was considered one of the best American lawyers and chaired the National Lawyers Guild and the Center for Constitutional Rights and founded Palestine Rights. He combined his work as a litigator with university teaching at Columbia and Yale and helped train future jurists able to follow his example.
He was the main defender of Julian Assange and Wikileaks in the United States. An insuperable paradigm of a generation that aimed for the stars, he was an inseparable part of all their battles and will remain so until victory always.

A CubaNews/Google translation. Edited by Walter Lippmann.

Michael Ratner

In ACLU, Cuban 5, National Lawyers Guild, Politics, Politics Relaciones Cuba EEUU, US on May 16, 2016 at 3:17 pm

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Ricardo Alarcón de Quesada

Muchas veces vino a Cuba. La última fue en febrero del 2015, con motivo de la Feria Internacional de Libro en la que fue presentada la edición en español de “¿Quién mató al Che? Como la CIA logró salir impune del asesinato”, fruto de minuciosa investigación y más de diez años reclamando a las autoridades el acceso a documentos oficiales celosamente ocultos. La obra de Michael Ratner y Michael Steven Smith demostró de manera inapelable que el asesinato de Ernesto Guevara fue un crimen de guerra cometido por el gobierno de Estados Unidos y su Agencia Central de Inteligencia, un crimen que no prescribe aunque sus autores andan sueltos en Miami y hacen ostentación de la cobarde fechoría.

"El autor, junto a Gerardo Hernandez su esposa Adriana Perez y Michael Ratner durante una de sus ultimas visitas a la Habana."

“El autor, junto a Gerardo Hernandez su esposa Adriana Perez y Michael Ratner durante una de sus ultimas visitas a la Habana.”

Nos encontramos de nuevo en julio en ocasión de la reapertura de la Embajada cubana en Washington. Lejos estábamos de imaginar que no nos veríamos más. Michael Ratner parecía saludable y mostraba el optimismo y la alegría que siempre le acompañaron. Celebramos entonces que ya nuestros Cinco Héroes antiterroristas habían regresado a la Patria y que el Presidente Obama no tuvo otro remedio que admitir el fracaso de la política agresiva contra Cuba.

Porque Michael fue siempre solidario con el pueblo cubano desde que muy joven integró contingentes de la Brigada Venceremos y esa solidaridad la mantuvo sin flaquezas en todo momento. Fue decisiva su participación en la batalla legal por la libertad de nuestros compañeros incluyendo el “amicus” que presentó a la Corte Suprema a nombre de diez ganadores del Premio Nobel.

Incansable luchador para él ninguna causa fue ajena. Se puso siempre del lado de las víctimas y encaró con valor, aun a riesgo de su vida, a los opresores que dominan aquel sistema judicial. Y lo hizo, además, con rigor, entereza y amor. Más que un brillante profesional del derecho fue un apasionado combatiente por la justicia.

Estuvo presente en 1968 en la huelga de la Universidad de Columbia y antes de concluir sus estudios combatió la discriminación racial junto al NAACP. Recién graduado representó a las víctimas de la brutal represión en la prisión de Attica. Inició así una trayectoria admirable imposible de describir en un artículo y que no conoció fronteras: Nicaragua, Haití, Guatemala, Palestina, y un largo etcétera.

Michael Ratner en el Club Nacional de Prensa de EEUU junto a la actriz y activista Vanessa Redgave.

Michael Ratner en el Club Nacional de Prensa de EEUU junto a la actriz y activista Vanessa Redgave.

Cuando nadie lo hacía asumió la defensa de los secuestrados en la ilegal base naval de Guantánamo, pudo incorporar a más de 500 abogados que lo hicieran también gratuitamente y alcanzó una victoria jurídica sin precedentes con la decisión de la Corte Suprema reconociendo los derechos de los prisioneros. A muchos otros casos también dedicó su tiempo y energías, trabajando en equipo, sin aparecer necesariamente en primer plano. No vaciló sin embargo en encausar legalmente a personajes poderosos como Ronald Reagan, Bill Clinton y George W. Bush cuyo “impeachment” trató afanosamente de conseguir, y acusó también a Nelson Rockefeller cuando era Gobernador y más recientemente al Secretario de Defensa Donald Runsfeld. Publicó libros y ensayos a favor de la legalidad y los derechos humanos. Considerado uno de los mejores abogados norteamericanos presidió el National Lawyers Guild y el Center for Constitutional Rights y fundó el Palestine Rights. Conjugó su labor como litigante con la docencia universitaria en Columbia y Yale y ayudó a la formación de futuros juristas capaces de seguir su ejemplo.

Era el principal defensor en Estados Unidos de Julian Assange y Wikileaks. Paradigma insuperable de una generación que quiso conquistar el cielo fue parte inseparable en todas sus batallas y lo seguirá siendo hasta la victoria siempre.

JULIAN BOND Y LA OLA DEL FUTURO

In ACLU, Politics, US on October 15, 2015 at 3:44 pm

Ricardo Alarcón de Quesada

Julian Bond, fallecido el pasado 15 de agosto, era un hombre extraordinario, pertenecía a la estirpe que Brecht llamó los imprescindibles, los que luchan toda la vida.

Así fue desde la adolescencia hasta su último discurso el 15 de mayo ante la multitud que conmemoró en Washington DC el cincuentenario de la gran marcha por la paz en Viet Nam y contra la discriminación racial. Aquel acto en 1965 estremeció a la sociedad norteamericana y marcó el auge en la brega de una generación que se creía capaz de conquistar el cielo. Pese al tiempo transcurrido Julian Bond era el mismo, sus ideales seguían intactos. También su estilo. Sin estridencia, elocuente y conmovedor, apelando a la razón y a los sentimientos.

Quienes lo conocieron personalmente coinciden en un rasgo de su personalidad que pervive en el recuerdo por encima de cualquier otro. Nunca se sintió superior, rehuía la notoriedad, se vio siempre como parte de un conjunto. Causaba asombro su modestia.

Siendo un escolar desafió a los racistas que apartaban de los blancos a quienes, como él, eran descendientes de esclavos. Tenía apenas veinte años cuando conoció el atropello policíaco y la cárcel en 1960. Fundó con Stokely Carmichael y otros jóvenes el Student Nonviolent Coordinating Committee (Comité Estudiantil Coordinador de la No Violencia) que en aquella década se empeñó por incorporar a los negros a los registros electorales que los excluían y participó en las batallas que el SNCC libró por la justicia social y contra la guerra imperialista.

En 1965 fue electo para integrar la Asamblea Legislativa del Estado de Georgia pero sus miembros, casi todos blancos, se negaron a darle posesión del cargo por su oposición a la guerra de Viet Nam, declararon vacante su escaño y convocaron a una nueva elección. Él volvió a presentarse como candidato, resultó el ganador y la Asamblea racista rechazó otra vez el veredicto del electorado. La insólita situación se repitió por una tercera ocasión. Elegido tres veces se le impidió asumir su responsabilidad hasta que, tras un litigio que duró dos años, la Corte Suprema puso fin a la arbitrariedad. Durante los siguientes veinte años Julian Bond sería ininterrumpidamente favorecido por la mayoría de los votantes y se desempeñaría como miembro de la Cámara de Representantes primero y del Senado estatal después.

Aquella victoria contra la reacción sureña lo convirtió en un símbolo de dimensión nacional. En 1968 en la Convención del Partido Demócrata fue propuesto como candidato a la Vicepresidencia. Los delegados se reunían en una ciudad, Chicago, sacudida por la rebelión juvenil que marcó el climax de un movimiento que fundía en el mismo combate la oposición a la guerra y al racismo, la búsqueda de la libertad y la justicia social. Quien presentó su candidatura afirmó que Julian Bond encarnaba esa lucha y era “la ola del futuro”.

La propuesta no prosperó porque habría sido necesario enmendar la Constitución que establece el requisito de haber cumplido 35 años de edad y Bond sólo tenía 28 años. Nunca antes ninguno de los dos partidos que dominan el sistema electoral norteamericano había considerado a un negro como posible Vicepresidente de Estados Unidos. Se ha dicho que él fue “el primer Obama”.

1968 fue un año decisivo en la historia de ese país. Antes de la Convención Demócrata se había producido el atentado que privó de la vida a Robert Kennedy quien tenía asegurada su postulación como Presidente. Poco después Martin Luther King sufriría igual suerte.

Discípulo de King, Julian siguió consecuentemente sus enseñanzas. Ayudó a fundar y dirigió el Southern Poverty Law Center y fue Presidente de NAACP (Asociación Nacional para el progreso de la gente de color) hasta el 2010.

Su muerte ocurre cuando crece el número de afroamericanos que son asesinados impunemente por policías blancos y Estados Unidos multiplica la guerra y la violencia por todo el planeta mientras aumentan las protestas de una nueva corriente, “Black Lives Matter”, reclamando respeto para la vida de los negros. Su último discurso, el pasado mayo, en el que llamó a continuar la lucha por la paz y contra toda forma de discriminación fue una bella demostración de que Julian Bond seguía siendo el mismo joven que anuncia el futuro.

 

 

 

Amiri Baraka

In ACLU, Poesía, Social Justice, US on January 22, 2014 at 1:35 pm

Por  Ricardo Alarcón de Quesada

“Bellas mujeres negras,

aún llueve en esta tierra terrible.

Las necesitamos. Mostramos nuestra fuerza,

clavamos la mirada en nuestro torturador,

las necesitamos. Llueve.

Te necesitamos, reinando, reina negra”.

(Beautiful Black Women)

El pasado 9 de enero falleció Amiri Baraka, en Newark, New Jersey, no lejos del lugar que lo había visto nacer 79 años atrás con el nombre de Everett LeRoi Jones. Quienes estaban cerca afirman que, en la sala de cuidados intensivos del hospital donde pasó su último mes, también la poesía lo acompañó hasta el final.

Lo conocí, allá por los años Sesenta del siglo anterior, cuando era identificado como LeRoi Jones. Pese a su juventud era ya un escritor reconocido, Había publicado “Blues People: Negro Music in White America”, texto imprescindible considerado como “la primera gran historia de la música negra escrita por un afroamericano”, además de varias colecciones de poemas y una pieza teatral, “Dutchman”, laureada con el Premio Obie, que ha sido representada muchas veces y fue llevada al cine. Uno de sus poemas “Black Art” se convirtió en el principal manifiesto poético del Movimiento Literario del Arte Negro.

Era, aun entonces, una de las mentes más lúcidas de la intelectualidad neoyorquina cuya obra trascendía más allá de las fronteras norteamericanas. Iniciaba su larga y fructífera carrera, que habría de incluir la docencia universitaria y se extendería por medio siglo.

Su trayectoria no se limitó a la creación artístico-literaria ni a su intensa actividad intelectual.

Perteneció a aquella generación rebelde que desde las entrañas del monstruo quiso conquistar el cielo. Infatigable luchador social, su vida es inseparable de las batallas contra el racismo y el imperialismo sintetizadas en el movimiento del Black Power, del cual fue guía y uno de los principales inspiradores, y de las que libraban los Young Lords puertorriqueños por la igualdad y la independencia de su Patria. Muy temprano el FBI lo identificó como “la persona que probablemente emergerá como el líder del movimiento panafricano en los Estados Unidos”.

Vino a Cuba en 1960 y escribió “Cuba Libre”, hermoso testimonio de solidaridad con nuestro pueblo y su Revolución, publicado en Evergreen Review y ganador del Premio Longview al mejor ensayo del año. Nos reiteró su amistad con “Declaración de conciencia” y organizando a centenares de intelectuales y jóvenes norteamericanos en el Comité por trato justo para Cuba. Con nosotros estuvo siempre sin claudicar jamás.

Más de una vez lo encarcelaron y sufrió maltratos y vejaciones. En 1967, durante la rebelión popular en Newark, fue golpeado brutalmente y secuestrado por la policía racista. De la muerte lo salvó la protesta airada de los negros en las calles y la ola solidaria que se extendió por el mundo, impulsada por Allen Ginsberg, Jean Paul Sartre y otros intelectuales.

Sobrevivió entonces y continuó una existencia consecuente, siempre aferrado a sus ideales juveniles, convencido, hasta el último día, de que otro mundo, el de la libertad y el socialismo, es posible. Con nosotros seguirá.

Jeremy Hammond, American Political Prisoner

In ACLU, National Lawyers Guild, US, Wikileaks on May 29, 2013 at 11:42 am

Originally posted in The Huffington Post 

By Vivien Lesnik Weisman

Jeremy Hammond is a well known Chicago (h)ac(k)tivist. Today he took a non-cooperating plea bargain of 10 years for his involvement in the intrusion of the private intel security firm Stratfor. He also pled to intruding into government, law enforcement and other corporate websites.

(H)ac(k)tivist is a combination of the word activist and hacker. Hammond is both an on-the-ground activist and an online one, or Hacktivist, fighting for anti-war, social justice and environmental causes. He put his hacking skills in service of his activism. (Full disclosure: I am currently making a movie about the targeting of activists, hacktivists and journalists by the government, and the nexus between the private intelligence security firms and the surveillance state. I combine the two words in the title of my film. Hammond is one of my subjects. Stratfor is one of the private intelligence firms at the nexus.)

In order to understand Jeremy Hammond’s case, it is important to explain what private intelligence security firms are. They are for-profit firms that contract with corporations and governments. They are mercenary intelligence outfits. They offer their services to the highest bidder nations and corporate clientele. China, Korea, and the United States all contract with these firms. US government agencies routinely outsource what used to be done in-house. The FBI, CIA, DoD, and Homeland Security contract with these firms. After 9/11, outsourcing skyrocketed. It is estimated that 70% of US intelligence work is done with outside, contracted companies. Those are the estimates from 2006 and the trend continues to grow. Gone are the days when the CIA and FBI were in charge of intelligence and law enforcement.

Outsourced intelligence work has no kind of congressional oversight or regulation, or any other kind for that matter. These companies operate in the shadows and, as the Stratfor hack revealed, are involved in criminal behavior. When under contract for the US government, they do what would be illegal for the government to do itself. A convenient byproduct: the government is given the ultimate plausible deniability, which simply means they can outsource whatever they do not want to know.

Jeremy Hammond is a political dissident. He violated the Computer Fraud and Authorization Act in order to make a political statement. His motivation was not personal or pecuniary enhancement. It was political. He wanted the public to know about the criminal behavior that our government colludes to keep out of our reach. When Rosa Parks refused to sit in the back of the bus she did so knowing she was in violation of the law. Similarly, Jeremy Hammond knowingly violated the law in order to expose greater criminality. He is oft quoted saying that he must work quickly before the government stops him.

In his words today, Hammond explains his motivations:

“Now that I have pleaded guilty it is a relief to be able to say that I did work with Anonymous to hack Stratfor, among other websites. Those others included military and police equipment suppliers, private intelligence and information security firms, and law enforcement agencies. I did this because I believe people have a right to know what governments and corporations are doing behind closed doors. I did what I believe is right.”

The case of Jeremy Hammond is illustrative of a trend to target, overcharge and come down hard on those the state perceives as threatening. The supposed threats are due to their beliefs and/or actions toward information freedom and transparency. In the increasingly growing number of (h)ac(k)tivist cases, Hammond’s case is most closely associated with that of Barrett Brown. Brown is a journalist and satirist, facing charges totaling 105 years for his journalistic work. He was also involved in exposing the criminality of Stratfor and other private intelligence firms. Other related cases are those of information activist Aaron Swartz and Internet troll Andrew “weev” Auernheimer. weev was sentenced to 41 months for embarrassing a corporation.

In Latin America, there is a distinction made in the prison system between common criminals and political prisoners. Sadly, the cases of Jeremy Hammond, Barrett Brown, Aaron Swartz and Andrew “weev” Auernheimer seem to indicate that we should begin making that distinction in the United States as well.

At Jeremy Hammond’s hearing today, Michael Ratner from The Center for Constitutional Rights introduced me to the New York Times reporter he was talking to, Colin Moynihan. They were speaking about the Fox reporter, James Rosen, who was surveilled by the government. I took the opportunity to pitch him the story of incarcerated journalist and publisher of ProjectPM, Barrett Brown. He politely demurred and said, “The New York Times does not take on crusades.” That is not entirely accurate. It would be more accurate to say that the NYT chooses its crusades. No doubt the crusade to shield the corporate media from the illegal activities and harassment of Obama’s DOJ will be among them. Maybe if they would have written about the case of Barrett Brown and other independent journalists and (h)ac(k)tivists, they would not now find themselves in the crosshairs.

My co-producer, Peter Ludlow, wrote about these cases in the NYT in his excellent article “Hacktivists as Gadflies.” With the exception of Aaron Swartz, this is the only time their names have appeared.

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